El origen de la letra ñ, ¿hay otras lenguas que la utilizan?

La letra ñ es un referente indiscutido del español. Es habitual ver esta letra y relacionarla de inmediato con este idioma, de hecho, el nombre del idioma ya la incluye, aunque su sonido no es exclusivo de esta lengua. Conoce con nosotros un poco de historia de la lengua española a través de esta particular letra.

Aunque el español proviene del latín, la eñe representa un sonido que no existía en esa lengua. Con la evolución del latín surgieron nuevos sonidos y así nacieron las lenguas romances, como el italiano, portugués, francés y castellano. Todas estas lenguas comparten similitudes fonéticas y gramaticales y junto a la aparición de estas nuevas lenguas surgió también un nuevo sonido definido como nasal (el aire sale por la nariz) palatal (al pronunciarlo la lengua se apoya contra el paladar duro) sonoro (las cuerdas vocales vibran), que en español identificamos como eñe.

Origen del sonido eñe

Durante la edad media existía el latín vulgar, que se distanciaba del latín culto por sus simplificacionessintácticas y diferencias en la pronunciación. Uno de los fenómenos presentes en el latín vulgar fue el de la palatización de la letra “n” que dio lugar al sonido “ñ” principalmente en tres contextos:

  1. En las sílabas “ni” y “ne”+ vocal: cuando los sonidos “ni” o “ne” eran seguidos por otra vocal, el sonido “n” se influenciaba por el sonido palatal de las vocales y terminaba por adoptar un sonido nasal: la eñe. Como en el caso del latín vinea que derivó a “viña (en castellano), “vigne” (en francés), “vigna” (en italiano), “vinha” (en portugués) y “vinya” (en catalán).
  2. GN: el sonido eñe también nace como evolución de la unión de los sonidos /g/ y /n/, como en el latín agnellus (corderito) del cual deriva el francés “agneau”, el italiano “agnello”, el castellano “añojo” y el catalán “anyell”.
  3. NM o NN: el esfuerzo articulatorio que significaba pronunciar una doble “n” o una /n/ más una /m/ derivó en la simplificación del sonido hacia la /ñ/. Así ocurre en “año” (castellano), que procede del latín annus, o “sueño” (castellano), “sogno” (italiano) y “sonho” (portugués) que provienen del latín somnu.

Escritura de la eñe

Una vez generado el sonido nació el problema de escribirlo. En un principio los escribamos utilizaban simplemente la grafía “nn”, por ejemplo, para el caso de año escribían “anno” o en lugar de añojo escribían “agnojo”, pero con el fin de ahorrar tiempo, pergamino y tinta comenzaron a utilizar abreviaturas (algo muy frecuente en ese tiempo) y así, para la abreviación de la “nn” se optó por escribir una sola “n” con una vírgula encima (vírgula es la ola tan característica de la eñe).

La “ñ” nació entonces motivada por la economía de recursos. Una solución práctica que ahorró mucho tiempo a los monjes escribanos de la época, pues ellos eran prácticamente los únicos que sabían escribir durante la edad media.

La grafía de la doble “n” era ya un problema resuelto, pero ¿qué pasaba con “gn” y “ni”+vocal y “ne”+vocal? Pues que seguían escribiéndose de ese modo y eso no era nada de práctico. Entonces Alfonso X el Sabio fue quien tomó cartas en el asunto y decidió que esto no podía seguir así: en pleno siglo XIII estableció las primeras normas del castellano donde se fijó la “ñ” como única grafía para representar el sonido nasal palatal sonoro que en castellano llamamos “eñe”.  Gracias Alfonso X el sabio por generalizar tan linda grafía en nuestra lengua.

La eñe en el mundo

Pero bueno, tanto la grafía de la “ñ” como su fonema (sonido) no son exclusivos del castellano o español, resulta que en la península ibérica el gallego y el asturiano también utilizan esta grafía y en América Latina lenguas indígenas como el quechua, aymara, mapuche, guaraní, el mixteco, el zapoteco y el otomí también cuentan con la eñe. Eso sí, en el caso de las lenguas amerindias sucede que muchas no tenían escritura cuando los españoles llegaron al continente, por lo que las lenguas que sí tenían el sonido nasal palatal sonoro como el castellano fueron transcritas utilizando esa grafía.

Además de estas lenguas amerindias y de las lenguas provenientes del latín, el sonido “eñe” también está presente en lenguas tan diversas como lenguas de origen eslavo como el checo (con su “Ň”) o el polaco (con su “ń”), e incluso lenguas senegalesas. Por otra parte, la eñe está presente en países como Estados Unidos en términos de origen español como “la piña colada” y el fenómeno climático “El Niño”.

A pesar de todo esto, la “ñ” sigue encontrando obstáculos en la era digital. ¿Por qué hay un rechazo tan grande a esta icónica y hermosa letra? El gran problema es que, en el mundo, el inglés sigue siendo la lengua dominante y no tiene ni esa grafía ni ese fonema y muchas veces todo lo que no tenga el inglés no existe, aunque abunde en el mundo. Porque no es lo mismo decir pena que peña, cana que caña, ni año que ano ¡ya ves!

Constanza Jeldres

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