A priori parece una lección fácil pero si vienes de España o aprendes la gramática española en dicho país, verás que en algunas regiones cometen incorrecciones a la hora de usar los pronombre la, le y lo. Lo llamamos laísmo, leísmo y loísmo y hoy te enseñamos algunos trucos para evitarlos.
1. Identifica el complemento directo
La regla de oro:
La y lo, las y los en plural, son los pronombres que se usan para el complemento directo en femenino y masculino respectivamente.
En muchas regiones de España se ha extendido el uso, ahora correcto, de le cuando se trata de una persona y en masculino singular. ¡Nunca en plural, si no estaríamos cometiendo leísmo!
Incorrecto: ¿Recogiste a los niños del colegio? No, les recogeré cuando acabe de trabajar.
Correcto: ¿Has visto a Martina? Sí, la vi ayer.
2. Identifica el complemento indirecto
El complemento indirecto siempre va a ir representado por le, tanto en masculino como en femenino. También el plural les en su caso.
Utilizar la y lo en estos casos se considera laísmo y loísmo. Aquí os voy a dejar un ejemplo incorrecto que me gusta mucho mencionar:
Incorrecto: ¡Cuando llegue Rosa voy a pegarla!
¿A dónde? ¿A la pared como un cuadro? En este caso sería:
Correcto: ¡Cuando llegue Rosa voy a pegarle!
3. Uso de leísmo con animales y cosas
No es apropiado utilizar le cuando nos referimos a animales o cosas.
Incorrecto: Se le perdió el dinero y no le encontró.
Correcto: Se le perdió el dinero y no lo encontró.
4. Cuidado con preguntar «¿a quién?»
Las gramáticas elementales enseñan que para detectar el complemento indirecto basta con preguntar «¿a quién?». Esta pregunta nos va a ayudar a determinar si es una persona o una cosa, pero nada más.
Frase: María paseaba a los niños.
¿A quién(es) paseaba? = A los niños.
Incorrecto: María les paseaba.
Correcto: María los paseaba.
¿Por qué solo en algunas regiones?
El laísmo, leísmo y loísmo nacieron durante la Edad Media en Castilla y coincide con el desarrollo de la lengua en una evolución diferente a la del latín.
A lo largo de los siglos, las regiones que en su momento vivieron en la época de gloria de los Reyes Católicos adoptaron este error etimológico.
Es muy curioso que en la zona de Andalucía, por aquella época bajo dominio musulmán, nunca se adoptaron estas incorrecciones gramaticales, al igual que en las Canarias y en los países al otro lado del Atlántico.
Curioso, ¿verdad?
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