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El español como lengua

Géneros en transición

Si el castellano no es tu primera lengua no es raro que te confundas con el género o el uso de los artículos correspondientes a una palabra. Un artículo mal elegido o una discordancia adjetival -por norma- no representa un gran problema, pues el sentido de lo que quieres decir se mantiene intacto. Pero ¿qué sucede cuando el artículo define el significado de una palabra? Bueno, en ese caso el asunto es un poco más complicado.

Hablamos de palabras homónimas. Es decir, que se escriben y pronuncian igual, pero cuyo significado es distinto y está determinado por el artículo que le antecede. Ejemplo de este tipo de homónimos son:

  1. El cólera y la cólera: la palabra cólera precedida por el artículo masculino (el) hace referencia la enfermedad. La RAE la define como Enfermedad epidémica aguda de origen bacteriano, caracterizada por vómitos repetidos y diarrea intensa. Mientras que la cólera significa ira, enojo o enfado.
  2. El orden y la orden: una de las acepciones de el orden es “colocación de las cosas en el lugar que les corresponde” y una segunda acepción del término masculino es “ámbito de materias o actividades en el que se enmarca alguien o algo”; en el caso de la orden el significado cambia a “Mandato que se debe obedecer, observar y ejecutar”.
  3. El capital y la capital: El capital es “el conjunto de activos y bienes económicos destinados a producir mayor riqueza”, mientras que la capital es ciudad o localidad en donde residen los poderes públicos de un Estado, país, demarcación, provincia, etc.

Además de los homónimos cuyo significado varía dependiendo del artículo, hay dos casos que pueden representar un dolor de cabeza para quienes están aprendiendo español y son 1) los sustantivos que son masculinos en singular y cambian a femenino en plural y 2) los sustantivos ambiguos, aquellos que dependiendo del país cambian de género gramatical.

Sustantivos que transitan del masculino al femenino

Dentro de la amplia gama de sustantivos presentes en el español existe una larga lista de sustantivos cuyo género es masculino y muta al femenino cuando pluralizamos la palabra. No existe una norma, ni un nombre para denominar a este fenómeno. Y para un nativo del español probablemente no sea tan fácil enumerar los elementos de la lista si es que antes no se ha parado a pensar en ella. Simplemente sabe cuándo aplicar el cambio de género gramatical, aunque no tenga una explicación para ello. Revisemos algunos de estos casos:

SingularPlural
El arteLas artes
El águilaLas águilas
El aguaLas aguas
El algaLas algas
El ansiaLas ansias
El hadaLas hadas
El aveLas aves
El áreaLas áreas
El aulaLas aulas

Por último, otro caso de transición de género se da de un país a otro, por lo que aquí la alternancia es debido a factores geográficos. En gran parte de Latinoamérica, por ejemplo, tanga es femenino, mientras que en España se trata de un sustantivo masculino. En Chile sartén es masculino, mientras que es España femenino. Pijama es mayoritariamente masculino, pero en México y zonas de Centroamérica y el Caribe es femenino. En Argentina es habitual oír hablar de la vodka, mientras que para el resto de los hablantes del castellano se trata de un sustantivo masculino, y así las diferencias continúan.

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La lengua en la actualidad

Emoji: la actual economía del lenguaje

Desde que la piedra Rosetta fue descubierta, en 1799, pasaron 23 años para que se lograra descifrar el método de lectura de los jeroglíficos egipcios, principalmente gracias a los estudios realizados por Thomas Young, lingüista inglés y a Jean-François Champollion, historiador francés.

Las similitudes entre los jeroglíficos del antiguo egipcio y los emoticones de la era digital son evidentes, sin embargo, sus diferencias son remarcables: los jeroglíficos fueron un idioma completo, representado en un sistema de escritura de reglas estrictas; aunque una persona analfabeta puede entender algunos símbolos básicos, se requiere un alto nivel de destreza para manejarlo en su totalidad.

Los emojis, por otro lado, han nacido bajo el alero de los mensajes digitales de las redes sociales, y aquí prima la economía del lenguaje. La palabra emoji deriva de emoticón o emoticono y ésta a su vez procede del inglés emoticon, acrónimo de los términos emotion (emoción) y icon (ícono). Tanto los emoticones como sus sucesores emojis nacieron, como representaciones icónicas que complementan los textos escritos, añadiendo matices o complicidades en el lenguaje.

Escribir con imágenes 😎 😏

En una conversación escrita la entonación y todo lo que aporta la comunicación no verbal desaparece y aunque los emoticones son elementos característicos del lenguaje escrito, acercan a quien los use al ámbito de la oralidad.  Aportan a la comunicación escrita de la mensajería digital un estilo híbrido de comunicación. A ellos se les puede atribuir un cambio en la entonación, en el volumen de la voz, un gesto facial, un determinado movimiento del cuerpo, en fin. Acciones de propias del ámbito de estudio de la lingüística pragmática, que de no ser por los emoticones no estarían presentes en la conversación por chat.

Un emoji es un comodín dentro de la conversación escrita, ya que explica de manera fácil y rápida la intención del emisor y muchas veces rompe el hielo o quita la aparente brusquedad de lo dicho con palabras. Puede indicar que uno está muy cansado 😴 sin necesidad de decirlo escribiendo muchas palabras. Se pueden expresar hipérboles como estar “rojo de ira” 😡, “estar a punto de estallar” 🤯 o “muerto de frío” 🥶.

Con un emoji podemos pedir discreción 🤫, podemos expresar tristeza 😞, empatía 🙏, etc. En definitiva, las imágenes economizan, y al mismo tiempo potencian, la función expresiva del lenguaje. Le dan sabor, con una importante carga cultural.

Historia del emoji

En 1844 el código morse fue utilizado por primera vez como sistema de comunicación telegráfico. ¡¿Qué tendrá que ver eso con los emojis?!, te preguntarás. Bueno, ahora viene el detalle interesante: resulta que, en 1857, es decir, 13 años después de que se comenzara a utilizar este código, el National Telegraphic Review and Operators Guide documentó que el número 73 del código se comenzó a utilizar para expresar “amor y besos” y luego derivó a algo más formal como “saludos cordiales” o “los mejores deseos”. De hecho, en la actualidad hay muchos radioperadores que dicen “73” al final de una llamada amigable justamente por esto, ya que sigue sigue siendo una manera cercana de despedirse o dar las gracias.

Día del emoji

A raíz de todo el revuelo comunicacional que han tenido los emojis en la era digital, el año 2010 surgió una curiosa festividad llamada El día del emoji. A partir de ese año, cada 17 de julio se celebra el día mundial del emoji. Se decidió escoger esta fecha debido a que los primeros 176 emojis se crearon en 1999. Hoy es el consorcio Unicode (integrado por Apple, Microsoft, Google e IBM) el encargado de crear nuevos emoticones.

Si te animas, debes saber que cualquiera puede presentar una propuesta para crear un nuevo emoticono, pero no es tan fácil. Debe cumplir con requisitos formales y demostrar que la imagen va a tener un nivel esperado de uso. Así que ya sabes, si quieres presumir que la incorporación de un nuevo emoji fue gracias a tu gestión observa tu entorno y ¡juegue, aquí todos te apoyamos! 😉 XD

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Cultura de la lengua española

El spanglish. La influencia de un gigante

¿Estás ready para leer este artículo? Sí, I know que a veces puede ser hard pero vamos a entender un poco qué es esto del espánglish o spanglish.

El spanglish es como coloquialmente se conoce a ciertas variedades del castellano no estándar que se hablan en Norteamérica, en contextos en los que el español y el inglés están en contacto prolongado debido al bilingüismo grupal.

El castellano y el inglés son dos idiomas ampliamente hablados en el mundo, y aunque estas dos lenguas se estudian y hablan separadamente, no podemos ignorar un fenómeno sociolingüístico que ocurre cuando hablantes bilingües del inglés y el español interactúan. Ellos no siempre optan por llevar la conversación puramente en español o en inglés, sino que eligen una tercera vía: el spanglish.

Puede gustarte o no, pero ahí está. Un híbrido entre el inglés y el castellano que los lingüistas no saben muy bien cómo clasificar. No existen reglas; puede parecer un español con muchos anglicismos entre frases o un inglés con muchas palabras en español entrelazadas. Para algunos lingüistas se trata simplemente de una alternancia de códigos, como cuando se pasa de un dialecto a una lengua estándar o como cuando se habla la lengua formal y luego se pasa a un uso más informal de la misma. En muchos sectores suele molestar, para algunos es una muestra de bajo nivel cultural, otros dicen que demuestra cómo el lenguaje está en constante creación. Otros observan el fenómeno atento y sin juicio, pero comencemos por el principio: ¿cuándo se comenzó a hablar así?

¿Cuándo la gente comenzó a hablar spanglish?

El origen del spanglish se puede ver en las primeras interacciones entre los exploradores españoles y los pueblos indígenas de América, y más tarde, durante la colonización española del suroeste de Estados Unidos, la guerra entre México y Estados Unidos y la anexión de territorios como Texas y California. Luego, en el siglo XX, el aumento de la migración y el intercambio cultural entre inmigrantes de habla hispana y comunidades de habla inglesa, particularmente en áreas urbanas, impulsó aún más el desarrollo del espanglish. Esto fue especialmente cierto en familias donde la primera generación no hablaba inglés, pero sus hijos sí.

Fue el escritor puertorriqueño, Salvador Tió, quien en 1948 empleó por primera vez el término espanglish en un artículo titulado “Teoría del espanglish”, publicado el 28 de octubre en el Diario de Puerto Rico. En él hacía referencia a los hablantes nativos del español que renegaban de su lengua materna para aprender inglés e inmigrar a países no hispanos.

En la actualidad la influencia del espanglish en la cultura popular se ve reflejada en las redes sociales, la música y el cine, sobre todo en las generaciones más jóvenes, donde tiene gran aceptación.

Chicano, Tex-mex y Cubonics: living la vida loca

Los lugares en los que es más común hablar spanglish son aquellos de Estados Unidos con una amplia población de latinos. Por esta razón, el sur de California y Puerto Rico son los principales puntos de acceso del spanglish.

¿Recuerdas la canción de Ricky Martin “Living la vida loca”? Bueno, eso es spanglish. Y Ricky Martin es puertorriqueño, ¿ahora todo tiene sentido, no es cierto?

Muchas veces se habla de inglés chicano para referirse al dialecto del inglés que hablan estadounidenses de origen mexicano. Dentro de éste está la variante texana, que se habla principalmente en el sur de Texas. Aunque igualmente se utilizan estos términos para referirse al spanglish que se habla en estas zonas geográficas, el cual se diferencia, por ejemplo, de aquel desarrollado por cubanos americanos que residen en Miami, cuyo spanglish habitualmente se conoce como lengua Cubonics.

¿Tú que piensas del spanglish? ¿Crees que es posible que en algún momento el inglés y el español se fundan totalmente en una sola lengua y el spanglish sea finalmente una lengua reconocida? ¿Te gustaría que eso ocurriera? Comparte con nosotros qué opinas de este fenómeno lingüístico, si te gusta o no y si eres usuario. Queremos conocer tu opinión.

El spanglish existe. Eso es un hecho, pero ahora seguimos teniendo el inglés y el castellano, también. Así que si quieres mejorar tu escritura en español aprovecha iScribo, nuestra excelente herramienta de corrección ortográfica y gramatical. ¡No te arrepentirás!

Hasta la vista, baby.

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Historia del idioma español

El calendario en español: días, meses y estaciones del año. ¿de dónde provienen sus nombres?

¿Qué es el tiempo? Desde la filosofía el pensamiento alrededor del tiempo radica en su naturaleza: ¿existe o no el tiempo y si existe, realmente podemos medirlo?

Hoy, observaremos el tiempo desde la física, donde se plantea que el tiempo es una magnitud con la que se mide la separación, simultaneidad o duración de acontecimientos. Esto nos permite organizarlos en su forma temporal más simple. Es decir, pasado, presente y futuro. Donde los eventos se ubican en cada uno de estos conjuntos dependiendo de su relación con otro.

El sistema de representación del transcurso del tiempo más conocido es el calendario y el modelo de calendario que se utiliza de manera oficial en casi todo el mundo es el calendario gregoriano, denominado así en honor a su promotor, el papa Gregorio XIII.

El término calendario proviene del latín calendarium, de calendae (calendas) nombre que en la antigua Roma se daba al primer día de cada mes, que correspondía a la fase de la luna nueva. Además, el calendarium era el libro donde quedaban registrados los préstamos que vencían en las calendas.

En distintos pueblos de la antigüedad los días se agruparon en siete, en relación con las fases lunares. Roma continuó con esta organización, donde cada jornada se vinculaba con una divinidad: Luna, Marte, Mercurio, Júpiter y Venus. El sábado es una consagración a Saturno y el domingo deriva de dies dominicus (día del Señor).

Meses y estaciones del año

En un principio el calendario lunar constaba de diez meses: Martius (marzo), en honor a Marte. Aprilis (abril), tal vez relacionada con el etrusco Apru y éste del griego Aphrô de Afrodita. Maius (mayo) vinculada con Maia, deidad relacionada con la floración. Iunius (junio) en recuerdo de la diosa Juno. Quintilis (quintil), Sextilis (septiembre) derivado de septem (siete), por ser el séptimo mes y siguiendo la misma fórmula se continuó con October, November y December (octubre, noviembre y diciembre). En los siglos VIII y VII se añadieron los meses de Ianuarius (enero) y Februarius (febrero) en honor a Jano, dios del doble rostro, símbolo del comienzo y del fin, y Februo al que le dedicaban los ritos de purificación. En el 153 A.C Ianuarius se convirtió en el primer mes del año y Quintilis se renombró como Iulius (julio) en una clara alusión a Julio César, mientras que Sextilis fue sustituído por Augustus (agosto), en homenaje a Octavio Augusto.

Los meses se agruparon en estaciones, que desde los romanos hasta ahora dividimos en cuatro: ver, aestas, autumnus y hiems (verano [actual primavera], estío, otoño e invierno), posteriormente se incorporó la voz prima vera (primera primavera) y las estaciones pasaron a ser cinco: primavera, verano, estío, otoño e invierno y a partir del siglo XVII la primavera -época de la primera floración- desplazó al verano y éste se fundió con el estío, quedando definitivamente configuradas las cuatro estaciones que conocemos hasta ahora.

Entonces ya sabemos que, si el tiempo existe, el calendario en castellano nos indica que hoy es primavera y verano en un lado del mundo y otoño e invierno en el otro. Por otra parte, es Marzo (Martius) en todo el mundo en honor a Marte.

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