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Historia del idioma español

El calendario en español: días, meses y estaciones del año. ¿de dónde provienen sus nombres?

¿Qué es el tiempo? Desde la filosofía el pensamiento alrededor del tiempo radica en su naturaleza: ¿existe o no el tiempo y si existe, realmente podemos medirlo?

Hoy, observaremos el tiempo desde la física, donde se plantea que el tiempo es una magnitud con la que se mide la separación, simultaneidad o duración de acontecimientos. Esto nos permite organizarlos en su forma temporal más simple. Es decir, pasado, presente y futuro. Donde los eventos se ubican en cada uno de estos conjuntos dependiendo de su relación con otro.

El sistema de representación del transcurso del tiempo más conocido es el calendario y el modelo de calendario que se utiliza de manera oficial en casi todo el mundo es el calendario gregoriano, denominado así en honor a su promotor, el papa Gregorio XIII.

El término calendario proviene del latín calendarium, de calendae (calendas) nombre que en la antigua Roma se daba al primer día de cada mes, que correspondía a la fase de la luna nueva. Además, el calendarium era el libro donde quedaban registrados los préstamos que vencían en las calendas.

En distintos pueblos de la antigüedad los días se agruparon en siete, en relación con las fases lunares. Roma continuó con esta organización, donde cada jornada se vinculaba con una divinidad: Luna, Marte, Mercurio, Júpiter y Venus. El sábado es una consagración a Saturno y el domingo deriva de dies dominicus (día del Señor).

Meses y estaciones del año

En un principio el calendario lunar constaba de diez meses: Martius (marzo), en honor a Marte. Aprilis (abril), tal vez relacionada con el etrusco Apru y éste del griego Aphrô de Afrodita. Maius (mayo) vinculada con Maia, deidad relacionada con la floración. Iunius (junio) en recuerdo de la diosa Juno. Quintilis (quintil), Sextilis (septiembre) derivado de septem (siete), por ser el séptimo mes y siguiendo la misma fórmula se continuó con October, November y December (octubre, noviembre y diciembre). En los siglos VIII y VII se añadieron los meses de Ianuarius (enero) y Februarius (febrero) en honor a Jano, dios del doble rostro, símbolo del comienzo y del fin, y Februo al que le dedicaban los ritos de purificación. En el 153 A.C Ianuarius se convirtió en el primer mes del año y Quintilis se renombró como Iulius (julio) en una clara alusión a Julio César, mientras que Sextilis fue sustituído por Augustus (agosto), en homenaje a Octavio Augusto.

Los meses se agruparon en estaciones, que desde los romanos hasta ahora dividimos en cuatro: ver, aestas, autumnus y hiems (verano [actual primavera], estío, otoño e invierno), posteriormente se incorporó la voz prima vera (primera primavera) y las estaciones pasaron a ser cinco: primavera, verano, estío, otoño e invierno y a partir del siglo XVII la primavera -época de la primera floración- desplazó al verano y éste se fundió con el estío, quedando definitivamente configuradas las cuatro estaciones que conocemos hasta ahora.

Entonces ya sabemos que, si el tiempo existe, el calendario en castellano nos indica que hoy es primavera y verano en un lado del mundo y otoño e invierno en el otro. Por otra parte, es Marzo (Martius) en todo el mundo en honor a Marte.

Sigue conociendo más curiosidades de la lengua castellana, visitando y leyendo los distintos artículos que semana a semana publicamos en el blog de iScribo. Y si buscas mejorar tu escritura en español no olvides suscribirte a nuestro maravilloso corrector gramatical.

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Historia del idioma español

¿Por qué existe la letra H en español?

Para muchos hablantes del castellano, la letra “h” es un gran dolor de cabeza. Bueno, en realidad a la hora de hablar no hay problema, la dificultad está al momento de escribir una letra que no tiene sonido, entonces ¿cuándo y dónde ubicarla? Es una letra tan discreta que muchos han abogado por su eliminación, pero esta reina de imperceptible sonido ha seguido ostentando triunfante un lugar en el alfabeto del español. ¿Es un simple capricho? No. En gramática, por lo general, todo tiene una explicación.

La letra hache es la octava letra dentro del alfabeto del español. Se pronuncia únicamente cuando va precedida de la letra c, formando el sonido “ch”, el problema está en que en castellano hay más de 2.000 palabras que comienzan con la letra h y una cuantas más que llevan esta letra intercalada. Pero entonces, sino suena ¿por qué la escribimos? ¿Por qué escribir algo que no existe? Una de las razonas es que no siempre fue muda.

Los orígenes de la h

Remontémonos a su pasado: los fenicios fueron los primeros en utilizar esta letra y la pronunciaban como una “j” aspirada. De los fenicios pasó a los griegos, quienes la adoptaron con una suave aspiración. Luego, del griego pasó al latín, y aquí el sonido se suavizó aún más. Del latín dio su salto al español, donde en un principio también se pronunciaba como un sonido aspirado, acompañado de una pequeña explosión de aire similar a la pronunciación actual de la “h” aspirada del inglés. Pero el español no sólo hizo uso de palabras del latín que comenzaban con “h”, también se apropió de numerosas palabras latinas que comenzaban con “f”. En un principio dichas palabras también comenzaban con “f” en español, pero con el pasar de los años y dado que, en algunas partes de España, el sonido “f” también se pronunciaba con una aspiración, en el siglo XIV la “f” inicial comenzó a ser sustituida por la “h” inicial. Así ocurrió con farina que pasó a ser harina, el verbo hacer, que en sus comienzos era facer, helecho (que durante la edad media era felecho), humo, que era fumo, hola, que deriva de fola y tantas otras palabras. Dicho cambio también afectó a algunas palabras que tenían la f intercalada, como el caso de búho que proviene de bufo en latín.

Según los registros de la RAE, hasta mediados del siglo XVI la letra h en español aún se pronunciaba con una aspiración, sobre todo en las palabras que originalmente se escribían con f en latín.

Ya a partir del siglo XV la tendencia cambió y la hache aspirada comenzó a considerarse un vulgarismo propio de las clases bajas, así que de a poco la h comenzó a silenciarse completamente hasta ser la letra muda que es hoy.

H: la única letra que no es un sonido, pero es igualmente necesaria

Hay un dato histórico más que explica la existencia de esta letra y es que antiguamente tanto la letra u como la v se escribían exactamente igual, aunque no se pronunciaban de la misma manera. Por ello, para identificar que el sonido que correspondía era el de la vocal “u” y no el de la consonante “v” se anteponía una h. De esta manera se sabía que huevo debía pronunciarse como “uevo” y no como “vevo” como hubiese sido sino llevase la h por delante.

Además, la letra h en castellano sirve para diferenciar por escrito palabras homófonas. Es decir, aquellas que se pronuncian igual, pero que tienen significados diferentes. Así podemos diferenciar rápidamente por escrito hola de ola, hojear de ojear, hecho de echo o diferenciar la preposición a por ha del verbo hacer.

Como has podido ver la h es una letra muda con una gran historia y que aún cumple importantes funciones en el castellano. Es la reina discreta que sólo es posible usar correctamente si se practica leyendo y escribiendo mucho. Ya el sólo hecho de ser la única letra que en castellano ostenta el título de no tener sonido alguno la hace muy especial. Espero que después de conocer su historia te animes a corregir tu ortografía y no olvidar tus haches por aquí ni por allá.

¡Y recuerda que si aún tienes problemas con la gramática del castellano iScribo siempre está aquí para ayudarte a mejorar!

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Cultura de la lengua española

Las palabras y expresiones más lindas del español

Después del inglés, el castellano es la segunda lengua más estudiada en el mundo y, aunque es difícil decirlo con precisión, se calcula que tiene unas trecientas mil palabras en su léxico. Si se consideran las combinaciones de éstas y los usos por las distintas variantes del español estamos hablando de una lengua muy rica, donde incluso las conversaciones entre hablantes de distintas variantes del castellano no pueden entenderse tan fácilmente entre sí.

Hay, además, palabras muy lindas que no tienen una traducción exacta en otras lenguas. Hoy iScribo te invita a ver algunas de ellas y divertirte conociendo parte de las culturas de hispanohablantes a través del uso que hacen de su lengua.

El hecho de que existan expresiones o palabras sin una traducción precisa no es un fenómeno único del español. Sucede mucho entre distintos idiomas. La razón de esto es que la lengua es la herramienta de comunicación de una comunidad y lo que es importante para una no necesariamente lo es para otras.

¿Ser o estar? He ahí el problema

Los idiomas tienen las palabras que necesitan sus hablantes, ni más ni menos. Por ello, aprender un idioma implica ser consciente de que también se está conociendo la forma de vivir la vida de la cultura que se corresponde con dicha lengua.

Comencemos por una hermosa distinción entre dos verbos: el ser y el estar. En castellano, a diferencia del inglés entendemos que en la vida se puede ser y se puede estar, y no son la misma cosa. Mientras estar implica ocupar un espacio, o hacerse visible y comprende una propiedad susceptible de cambio, el ser implica de alguna manera dotar de sentido la existencia. El ser trasciende al estar, pues lo dota de sentido. Es la diferencia entre esencia y atributo, un atributo puede cambiar, la esencia, no. Yo soy un ser humano (esencialmente) y estoy viviendo en el planeta tierra, por ejemplo.

Un uso muy interesante que se da coloquialmente en Chile hace la diferencia entre el dejar ser y dejar estar. Cuando alguien dice me dejé estar quiere decir que no hizo nada debiendo haberlo hecho. Por otro lado, cuando dice me dejé ser se refiere a liberarse, dejarse llevar, algo así como el Let it Be de los Beatles.

Palabras bonitas sin traducción en otros idiomas

Las palabras del español de esta selección se relacionan con la cultura alrededor de la comida, dar un paseo y algunas que tienen relación con la noche

Sobremesa: todos la practican, particularmente los fines de semana. Millones y millones de familias y amigos pasan un gran tiempo en el que se está compartiendo en la mesa después de haber comido, ese grato momento es la sobremesa.

Provecho: Esta me encanta, además porque tiene algo de controversia; para algunos es de mala educación decirlo, mientras que para otros es un buen deseo. Como sea, tiene algo lindo y es que al decir “provecho” o “buen provecho” uno le está deseando a la persona que está comiendo, o con quien está compartiendo el momento de la comida, que la comida le sea agradable. ¿No es eso un buen sentimiento hacia el otro? Su equivalente en francés es el “bon appetite”.

Pasemos ahora a la noche: ¿te ha pasado que estás cansado y lo intentas, pero no puedes dormir? Bueno, eso es lo que en español se llama desvelar(se): significa quitar o impedir el sueño o perder el sueño por no poder conciliarlo.

Trasnochar: ¿eres de las personas que le gusta quedarse despierto hasta tarde? Entonces eres alguien que suele trasnochar. Hay gente que lo hace sólo los fines de semana, cuando sale de fiesta, pero hay quienes viven la vida así porque son más productivos, como sea, con ellos usamos el verbo trasnochar.

Madrugada: Esta palabra se refiere al momento en que la noche y la mañana se funden en una. Es previo al amanecer y posterior a la noche.

Estrenar: si uno va al estreno de una película en inglés se utiliza el verbo release, pero en español estrenar se refiere también a utilizar una prenda de ropa por primera vez. Una actividad muy especial para muchas personas. Hoy estrenaré un vestido nuevo.

Vitrinear: se relaciona un poco con el concepto anterior. Las vitrinas son los escaparates donde las tiendas exponen sus productos. Vitrinear por lo tanto, es el verbo que indica la acción de salir a recorrer los escaparates sin necesariamente tener como fin último la compra. Salgamos a vitrinear es una invitación a salir a visitar tiendas, sin necesariamente comprar. Es más bien una invitación a pasear.

Aquí viene un bonus track: la vergüenza ajena es un sentimiento muy divertido, no todas las culturas lo tienen, pero creo que la expresión se entiende en sí misma. Es un sentimiento prestado, pues aquí uno no se siente avergonzado por lo que uno hizo, sino que por lo que hizo alguien más. En inglés vendría a ser algo así como to feel embarrassed by someone else, aunque no es exactamente lo mismo, pues con esa frase lo que se está haciendo es racionalizar el sentimiento.

Ojalá hayas disfrutado de la lectura, sigue visitando el blog de iScribo para seguir conociendo un poco más acerca del mundo que gira alrededor de una lengua tan linda como es el castellano. ¡Aquí te esperamos con más temas de tu interés!

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Escribir en español

Te quise versus Te he querido: los tiempos verbales en español

Hoy es 14 de febrero, día de los enamorados. Todos están hablando del amor, de flores y de chocolates, pero ¿cuál es el tiempo del amor? ¿Sabías que en castellano se puede decir te amé y te he amado? Y según el país en donde estés puede significar la misma cosa o algo sutilmente distinto. Pon ojo aquí porque los tiempos del amor no son los mismo en todos lados.

Pretérito perfecto simple v/s pretérito perfecto compuesto: Cuándo y qué países utilizan más un determinado tiempo verbal

¿Qué tiempo verbal se utiliza para expresar acciones recientes? Pues depende: mientras para ese caso el pretérito perfecto compuesto (te he querido, lo he visto, o he salido) es más habitual en gran parte de España, en América y algunas zonas de España como Canarias lo que se usaría en este caso sería el pretérito compuesto simple, es decir: te quise, lo vi y salí. En estas zonas, lo que sucede es que se puede utilizar tanto el pretérito perfecto simple como el pretérito perfecto compuesto para expresar la misma idea. Es decir, algo que sucedió en un pasado reciente.

Veamos un ejemplo para que te quede más claro.

  1. No he desayunado
  2. No desayuné

Dependiendo si estás en América Latina o en España estás dos oraciones se podrían interpretar de distintas maneras:

En el español de España la oración (a) sólo puede referirse a hoy (un pasado reciente), mientras que la segunda (b) se refiere a ayer. En América Latina ambas oraciones se pueden utilizar indistintamente para referirse a la acción de hoy. Incluso la primera podría significar que aún no ha comido, pero aún lo puede hacer y la segunda podría hacer mención de que por la hora ya no desayunó porque es muy tarde. ¡Me encantan esas sutilezas del lenguaje!

Si hablas inglés te darás cuenta de que el uso que hacen de estos dos tiempos verbales en el español de España es igual a la distinción que se hace entre el past simple y el present perfect del inglés.

Volviendo al ejemplo original de este día del amor, el “te quise” en España significa que “hasta ayer te quería, pero ya no más” y el “te he querido” significa que hasta algún momento de hoy también te quise, pero por algún motivo ya no más. 🥺

Lo siento, el amor y la gramática a veces son así.

Espero que hayas podido aprender algo más hoy, o que al menos estés disfrutando de una hermosa cita en este día del amor. ¡Mucho amor y español para ti! 😍😎

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Escribir en español

Signos de exclamación e interrogación en español. Veamos cómo usarlos

En español, los signos de exclamación (¡!) e interrogación (¿?) son dobles, como los paréntesis. Es decir, delimitan tanto las secuencias interrogativas, como las exclamativas. A diferencia de lenguas como el inglés o el francés, que cuentan con auxiliares o una fórmula u orden gramatical específico para la construcción de una pregunta, el español es más libre, por lo que la única forma de indicar que se está frente al inicio de una exclamación o interrogación es a través del primer signo. Ésta es la pista que permite entonar correctamente al leer un texto, por lo que los signos de apertura (¡¿) no deben suprimirse por imitación a otras lenguas que sólo utilizan el signo al cierre.

Pero ¿cómo utilizar estos signos?

  • Cuando una frase termina con una pregunta o exclamación los signos de cierre son el signo al final del enunciado (!?) y por lo tanto no corresponde poner un punto al final (el punto ya lo incluye el signo: !?), por lo que la palabra que le sigue se escribirá siempre con mayúscula inicial.

Ejemplo: ¿Qué hora es? Olvidé mi reloj en casa.

  • Si el enunciado no termina en la interrogación o exclamación se pueden agregar otros signos de puntuación, por ejemplo, coma (,), punto y coma (;) o dos puntos (:):

Ejemplos:

¡Tranquilo!, ¿vale?

 «Aúllan como demonios cuando llega la noche; ¿sabes por qué?: para quebrar el silencio que los aterroriza» (Vargas Llosa La ciudad y los perros, 1962).

  • Finalmente, no te olvides que si la palabra inmediatamente anterior al principio de una pregunta o exclamación es también el final de una frase ésta debe sí o sí llevar punto.

Ejemplo: No sé por qué voy. ¿Por qué soy así, qué busco? (Leila Guerriero Domingo, 2020).

Recuerda que los signos de puntuación tienen como fin transcribir -en parte- las pausas, tonos, duración e intensidad de la curva melódica de la lengua hablada. Y aunque es imposible transcribir el discurso oral con todos sus matices, los signos de puntuación nos ayudan bastante y aún con sus limitaciones son capaces de interpretar y armonizar un texto escrito con la melodía de la oralidad. Piensa que los signos de puntuación nos ayudan a escribir las partituras de nuestra voz.

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