En español, los signos de exclamación (¡!) e interrogación (¿?) son dobles, como los paréntesis. Es decir, delimitan tanto las secuencias interrogativas, como las exclamativas. A diferencia de lenguas como el inglés o el francés, que cuentan con auxiliares o una fórmula u orden gramatical específico para la construcción de una pregunta, el español es más libre, por lo que la única forma de indicar que se está frente al inicio de una exclamación o interrogación es a través del primer signo. Ésta es la pista que permite entonar correctamente al leer un texto, por lo que los signos de apertura (¡¿) no deben suprimirse por imitación a otras lenguas que sólo utilizan el signo al cierre.
Pero ¿cómo utilizar estos signos?
- Cuando una frase termina con una pregunta o exclamación los signos de cierre son el signo al final del enunciado (!?) y por lo tanto no corresponde poner un punto al final (el punto ya lo incluye el signo: !?), por lo que la palabra que le sigue se escribirá siempre con mayúscula inicial.
Ejemplo: ¿Qué hora es? Olvidé mi reloj en casa.
- Si el enunciado no termina en la interrogación o exclamación se pueden agregar otros signos de puntuación, por ejemplo, coma (,), punto y coma (;) o dos puntos (:):
Ejemplos:
¡Tranquilo!, ¿vale?
«Aúllan como demonios cuando llega la noche; ¿sabes por qué?: para quebrar el silencio que los aterroriza» (Vargas Llosa La ciudad y los perros, 1962).
- Finalmente, no te olvides que si la palabra inmediatamente anterior al principio de una pregunta o exclamación es también el final de una frase ésta debe sí o sí llevar punto.
Ejemplo: No sé por qué voy. ¿Por qué soy así, qué busco? (Leila Guerriero Domingo, 2020).
Recuerda que los signos de puntuación tienen como fin transcribir -en parte- las pausas, tonos, duración e intensidad de la curva melódica de la lengua hablada. Y aunque es imposible transcribir el discurso oral con todos sus matices, los signos de puntuación nos ayudan bastante y aún con sus limitaciones son capaces de interpretar y armonizar un texto escrito con la melodía de la oralidad. Piensa que los signos de puntuación nos ayudan a escribir las partituras de nuestra voz.