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Historia del idioma español

El calendario en español: días, meses y estaciones del año. ¿de dónde provienen sus nombres?

¿Qué es el tiempo? Desde la filosofía el pensamiento alrededor del tiempo radica en su naturaleza: ¿existe o no el tiempo y si existe, realmente podemos medirlo?

Hoy, observaremos el tiempo desde la física, donde se plantea que el tiempo es una magnitud con la que se mide la separación, simultaneidad o duración de acontecimientos. Esto nos permite organizarlos en su forma temporal más simple. Es decir, pasado, presente y futuro. Donde los eventos se ubican en cada uno de estos conjuntos dependiendo de su relación con otro.

El sistema de representación del transcurso del tiempo más conocido es el calendario y el modelo de calendario que se utiliza de manera oficial en casi todo el mundo es el calendario gregoriano, denominado así en honor a su promotor, el papa Gregorio XIII.

El término calendario proviene del latín calendarium, de calendae (calendas) nombre que en la antigua Roma se daba al primer día de cada mes, que correspondía a la fase de la luna nueva. Además, el calendarium era el libro donde quedaban registrados los préstamos que vencían en las calendas.

En distintos pueblos de la antigüedad los días se agruparon en siete, en relación con las fases lunares. Roma continuó con esta organización, donde cada jornada se vinculaba con una divinidad: Luna, Marte, Mercurio, Júpiter y Venus. El sábado es una consagración a Saturno y el domingo deriva de dies dominicus (día del Señor).

Meses y estaciones del año

En un principio el calendario lunar constaba de diez meses: Martius (marzo), en honor a Marte. Aprilis (abril), tal vez relacionada con el etrusco Apru y éste del griego Aphrô de Afrodita. Maius (mayo) vinculada con Maia, deidad relacionada con la floración. Iunius (junio) en recuerdo de la diosa Juno. Quintilis (quintil), Sextilis (septiembre) derivado de septem (siete), por ser el séptimo mes y siguiendo la misma fórmula se continuó con October, November y December (octubre, noviembre y diciembre). En los siglos VIII y VII se añadieron los meses de Ianuarius (enero) y Februarius (febrero) en honor a Jano, dios del doble rostro, símbolo del comienzo y del fin, y Februo al que le dedicaban los ritos de purificación. En el 153 A.C Ianuarius se convirtió en el primer mes del año y Quintilis se renombró como Iulius (julio) en una clara alusión a Julio César, mientras que Sextilis fue sustituído por Augustus (agosto), en homenaje a Octavio Augusto.

Los meses se agruparon en estaciones, que desde los romanos hasta ahora dividimos en cuatro: ver, aestas, autumnus y hiems (verano [actual primavera], estío, otoño e invierno), posteriormente se incorporó la voz prima vera (primera primavera) y las estaciones pasaron a ser cinco: primavera, verano, estío, otoño e invierno y a partir del siglo XVII la primavera -época de la primera floración- desplazó al verano y éste se fundió con el estío, quedando definitivamente configuradas las cuatro estaciones que conocemos hasta ahora.

Entonces ya sabemos que, si el tiempo existe, el calendario en castellano nos indica que hoy es primavera y verano en un lado del mundo y otoño e invierno en el otro. Por otra parte, es Marzo (Martius) en todo el mundo en honor a Marte.

Sigue conociendo más curiosidades de la lengua castellana, visitando y leyendo los distintos artículos que semana a semana publicamos en el blog de iScribo. Y si buscas mejorar tu escritura en español no olvides suscribirte a nuestro maravilloso corrector gramatical.

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Historia del idioma español

Palabras del quechua y el maya en el castellano actual

El quechua y el maya son dos lenguas indígenas de Latinoamérica. El quechua es una de las dos lenguas indígenas con mayor número de hablantes en la actualidad (unos 14 millones, considerando todas sus variantes), mientras que el maya o, mejor dicho, los idiomas mayas tienen actualmente 900 mil hablantes nativos de los idiomas que conforman esta familia lingüística.

El quechua es el idioma del Imperio Inca y tiene más de 500 años de contacto con el castellano, por lo que la influencia entre ambas lenguas ha sido natural. Los préstamos lingüísticos suceden del castellano al quechua y del quechua al castellano. Hoy veremos algunos ejemplos de palabras de origen quechua que forman parte del léxico habitual del español, especialmente del que se habla en muchos países de Latinoamérica.

Por otra parte, el maya es otra de las lenguas originarias de América Latina que ha influenciado el castellano que hablamos hoy. Hay que remarcar, eso sí, que lo que actualmente se conoce como “lengua maya” en realidad es una familia lingüística de alrededor de 30 lenguas diferentes que se hablan en el antiguo territorio maya, que abarca desde el sureste de México, Guatemala, Belice, Honduras y el Salvador. Estas lenguas, que aún viven, comparten ciertas características, pero son muy distintas entre sí. Dentro de todas éstas el maya peninsular, está reconocida como parte de las lenguas oficiales de México.

En el artículo de hoy veremos cuáles son algunas de las palabras originarias del quechua y maya en el castellano actual:

Los mayismos

Patatús: en mayasignifica literalmente muerte fingida y en el castellano actual es una expresión coloquial que se utiliza para expresar asombro o desmayo. Ejemplo: “con esta noticia me va a dar un patatús”.

Cachito: es sinónimo de pedazo, más bien de pedacito y proviene de la onomatopeya “cach” que se escucha cuando algo se rompe. En maya “cach” significa entonces “cosa partida” o “que se rompe”.

Cacao: El cacao era “el alimento de los dioses”, pues su planta era considerada sagrada por los mayas. Hoy en día, este alimento es reconocido en todo el mundo y es el ingrediente esencial para la producción de chocolate.

Cenote: son los pozos característicos de la provincia de Yucatán, en México. Proviene de la palabra maya tz’onot, que significa pozo o caverna con agua.

Cigarro: proviene del maya siyar y es una palabra que se ha difundido a otras lenguas por la costumbre de aspirar el tabaco hecho en forma de rollo.

Quechuismos

Los quechuismos son las palabras de origen quechua que han sido asimiladas en el español a lo largo del tiempo. Algunos de estos préstamos lingüísticos continúan en uso en Perú, Bolivia, Argentina, Chile, Ecuador y Colombia, países que formaron parte del Imperio Inca. Revisemos algunos de estos:

Cancha: proviene del quechua «kancha» y significa recinto cercado, como el espacio destinado a ciertos deportes o espectáculos.

Charqui: carne deshidratada y salada típica de las regiones andinas y meridional de América del Sur.

Chaucha: moneda de escaso valor. Chauchera: en Bolivia y Chile es sinónimo de monedero.

Concho: sedimento ubicado al fondo de un recipiente y usado también para referirse al último hijo de una pareja. En el caso del último hijo se usa el diminutivo conchito.

Mate: Bebida elaborada de las hojas y ramas de Ilex paraguariensis, la planta misma y el recipiente que se usa para beberla.

Nanai: caricia para calmar el dolor. La Academia Chilena de la lengua lo define como “caricia muy tierna con la que se trata de calmar un dolor o una pena”. También se utiliza para expresar ternura, por ejemplo, cuando uno ve un bebé muy tierno expresa “¡nanai!”.

Morocho: proviene del quechua «muruch’u» que quiere decir «variedad de maíz muy duro». Pero en Argentina, Bolivia, Paraguay, Perú y Uruguay, se trata de un adjetivo y una persona que tiene piel morena y el pelo negro.

Palta: Los peruanos y los chilenos denominan con este nombre de origen quechua a ese fruto verde y cremoso. Se le conoce como aguacate en el resto de los países de la región.

Poncho: abrigo que consiste en una manta cuadrada hecha de lana o paño con una abertura en el centro. 

Pucho: significa sobrante. En Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, Honduras, Paraguay, Perú y Uruguay, refiere a cigarrillo o a su colilla.

Guagua: Niño, niña e infante. Actualmente en Chile, Argentina, Bolivia, Colombia y Ecuador se utiliza como sinónimo de bebé.

Yapa: modismo andino que hace referencia a un regalo o añadido extra de un producto durante una transacción comercial, sobre todo en un contexto popular.

Como bonus track te compartimos dos palabras del Náhuatl que se utilizan en el castellano actual aguacate y apapachar. Aguacate: proviene de ahuacatl que significa testículos. El aguacate tiene este nombre por la particular forma de este fruto. Apapachar: es la acción de apretar o dar amor a otro con el primer impulso. Es muy lindo y es un verbo que se utiliza en el castellano de Latinoamérica para abrazar o para ser más precisos para regalolear con abrazos a otro.

Ya sabes que siempre puedes consolar a un ser querido con un “nanai” o “apapacharlo” hasta que se sienta mejor. Conoces la influencia del quechua y maya en el castellano actual y puedes usarlo para llevar tu español al siguiente nivel.

Sigue aprendiendo cada vez más sobre la lengua española y sus diferentes culturas a través de los artículos publicados en nuestro blog.

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Historia del idioma español

¿Por qué existe la letra H en español?

Para muchos hablantes del castellano, la letra “h” es un gran dolor de cabeza. Bueno, en realidad a la hora de hablar no hay problema, la dificultad está al momento de escribir una letra que no tiene sonido, entonces ¿cuándo y dónde ubicarla? Es una letra tan discreta que muchos han abogado por su eliminación, pero esta reina de imperceptible sonido ha seguido ostentando triunfante un lugar en el alfabeto del español. ¿Es un simple capricho? No. En gramática, por lo general, todo tiene una explicación.

La letra hache es la octava letra dentro del alfabeto del español. Se pronuncia únicamente cuando va precedida de la letra c, formando el sonido “ch”, el problema está en que en castellano hay más de 2.000 palabras que comienzan con la letra h y una cuantas más que llevan esta letra intercalada. Pero entonces, sino suena ¿por qué la escribimos? ¿Por qué escribir algo que no existe? Una de las razonas es que no siempre fue muda.

Los orígenes de la h

Remontémonos a su pasado: los fenicios fueron los primeros en utilizar esta letra y la pronunciaban como una “j” aspirada. De los fenicios pasó a los griegos, quienes la adoptaron con una suave aspiración. Luego, del griego pasó al latín, y aquí el sonido se suavizó aún más. Del latín dio su salto al español, donde en un principio también se pronunciaba como un sonido aspirado, acompañado de una pequeña explosión de aire similar a la pronunciación actual de la “h” aspirada del inglés. Pero el español no sólo hizo uso de palabras del latín que comenzaban con “h”, también se apropió de numerosas palabras latinas que comenzaban con “f”. En un principio dichas palabras también comenzaban con “f” en español, pero con el pasar de los años y dado que, en algunas partes de España, el sonido “f” también se pronunciaba con una aspiración, en el siglo XIV la “f” inicial comenzó a ser sustituida por la “h” inicial. Así ocurrió con farina que pasó a ser harina, el verbo hacer, que en sus comienzos era facer, helecho (que durante la edad media era felecho), humo, que era fumo, hola, que deriva de fola y tantas otras palabras. Dicho cambio también afectó a algunas palabras que tenían la f intercalada, como el caso de búho que proviene de bufo en latín.

Según los registros de la RAE, hasta mediados del siglo XVI la letra h en español aún se pronunciaba con una aspiración, sobre todo en las palabras que originalmente se escribían con f en latín.

Ya a partir del siglo XV la tendencia cambió y la hache aspirada comenzó a considerarse un vulgarismo propio de las clases bajas, así que de a poco la h comenzó a silenciarse completamente hasta ser la letra muda que es hoy.

H: la única letra que no es un sonido, pero es igualmente necesaria

Hay un dato histórico más que explica la existencia de esta letra y es que antiguamente tanto la letra u como la v se escribían exactamente igual, aunque no se pronunciaban de la misma manera. Por ello, para identificar que el sonido que correspondía era el de la vocal “u” y no el de la consonante “v” se anteponía una h. De esta manera se sabía que huevo debía pronunciarse como “uevo” y no como “vevo” como hubiese sido sino llevase la h por delante.

Además, la letra h en castellano sirve para diferenciar por escrito palabras homófonas. Es decir, aquellas que se pronuncian igual, pero que tienen significados diferentes. Así podemos diferenciar rápidamente por escrito hola de ola, hojear de ojear, hecho de echo o diferenciar la preposición a por ha del verbo hacer.

Como has podido ver la h es una letra muda con una gran historia y que aún cumple importantes funciones en el castellano. Es la reina discreta que sólo es posible usar correctamente si se practica leyendo y escribiendo mucho. Ya el sólo hecho de ser la única letra que en castellano ostenta el título de no tener sonido alguno la hace muy especial. Espero que después de conocer su historia te animes a corregir tu ortografía y no olvidar tus haches por aquí ni por allá.

¡Y recuerda que si aún tienes problemas con la gramática del castellano iScribo siempre está aquí para ayudarte a mejorar!

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Cultura de la lengua española

Las palabras y expresiones más lindas del español

Después del inglés, el castellano es la segunda lengua más estudiada en el mundo y, aunque es difícil decirlo con precisión, se calcula que tiene unas trecientas mil palabras en su léxico. Si se consideran las combinaciones de éstas y los usos por las distintas variantes del español estamos hablando de una lengua muy rica, donde incluso las conversaciones entre hablantes de distintas variantes del castellano no pueden entenderse tan fácilmente entre sí.

Hay, además, palabras muy lindas que no tienen una traducción exacta en otras lenguas. Hoy iScribo te invita a ver algunas de ellas y divertirte conociendo parte de las culturas de hispanohablantes a través del uso que hacen de su lengua.

El hecho de que existan expresiones o palabras sin una traducción precisa no es un fenómeno único del español. Sucede mucho entre distintos idiomas. La razón de esto es que la lengua es la herramienta de comunicación de una comunidad y lo que es importante para una no necesariamente lo es para otras.

¿Ser o estar? He ahí el problema

Los idiomas tienen las palabras que necesitan sus hablantes, ni más ni menos. Por ello, aprender un idioma implica ser consciente de que también se está conociendo la forma de vivir la vida de la cultura que se corresponde con dicha lengua.

Comencemos por una hermosa distinción entre dos verbos: el ser y el estar. En castellano, a diferencia del inglés entendemos que en la vida se puede ser y se puede estar, y no son la misma cosa. Mientras estar implica ocupar un espacio, o hacerse visible y comprende una propiedad susceptible de cambio, el ser implica de alguna manera dotar de sentido la existencia. El ser trasciende al estar, pues lo dota de sentido. Es la diferencia entre esencia y atributo, un atributo puede cambiar, la esencia, no. Yo soy un ser humano (esencialmente) y estoy viviendo en el planeta tierra, por ejemplo.

Un uso muy interesante que se da coloquialmente en Chile hace la diferencia entre el dejar ser y dejar estar. Cuando alguien dice me dejé estar quiere decir que no hizo nada debiendo haberlo hecho. Por otro lado, cuando dice me dejé ser se refiere a liberarse, dejarse llevar, algo así como el Let it Be de los Beatles.

Palabras bonitas sin traducción en otros idiomas

Las palabras del español de esta selección se relacionan con la cultura alrededor de la comida, dar un paseo y algunas que tienen relación con la noche

Sobremesa: todos la practican, particularmente los fines de semana. Millones y millones de familias y amigos pasan un gran tiempo en el que se está compartiendo en la mesa después de haber comido, ese grato momento es la sobremesa.

Provecho: Esta me encanta, además porque tiene algo de controversia; para algunos es de mala educación decirlo, mientras que para otros es un buen deseo. Como sea, tiene algo lindo y es que al decir “provecho” o “buen provecho” uno le está deseando a la persona que está comiendo, o con quien está compartiendo el momento de la comida, que la comida le sea agradable. ¿No es eso un buen sentimiento hacia el otro? Su equivalente en francés es el “bon appetite”.

Pasemos ahora a la noche: ¿te ha pasado que estás cansado y lo intentas, pero no puedes dormir? Bueno, eso es lo que en español se llama desvelar(se): significa quitar o impedir el sueño o perder el sueño por no poder conciliarlo.

Trasnochar: ¿eres de las personas que le gusta quedarse despierto hasta tarde? Entonces eres alguien que suele trasnochar. Hay gente que lo hace sólo los fines de semana, cuando sale de fiesta, pero hay quienes viven la vida así porque son más productivos, como sea, con ellos usamos el verbo trasnochar.

Madrugada: Esta palabra se refiere al momento en que la noche y la mañana se funden en una. Es previo al amanecer y posterior a la noche.

Estrenar: si uno va al estreno de una película en inglés se utiliza el verbo release, pero en español estrenar se refiere también a utilizar una prenda de ropa por primera vez. Una actividad muy especial para muchas personas. Hoy estrenaré un vestido nuevo.

Vitrinear: se relaciona un poco con el concepto anterior. Las vitrinas son los escaparates donde las tiendas exponen sus productos. Vitrinear por lo tanto, es el verbo que indica la acción de salir a recorrer los escaparates sin necesariamente tener como fin último la compra. Salgamos a vitrinear es una invitación a salir a visitar tiendas, sin necesariamente comprar. Es más bien una invitación a pasear.

Aquí viene un bonus track: la vergüenza ajena es un sentimiento muy divertido, no todas las culturas lo tienen, pero creo que la expresión se entiende en sí misma. Es un sentimiento prestado, pues aquí uno no se siente avergonzado por lo que uno hizo, sino que por lo que hizo alguien más. En inglés vendría a ser algo así como to feel embarrassed by someone else, aunque no es exactamente lo mismo, pues con esa frase lo que se está haciendo es racionalizar el sentimiento.

Ojalá hayas disfrutado de la lectura, sigue visitando el blog de iScribo para seguir conociendo un poco más acerca del mundo que gira alrededor de una lengua tan linda como es el castellano. ¡Aquí te esperamos con más temas de tu interés!

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Escribir en español

Te quise versus Te he querido: los tiempos verbales en español

Hoy es 14 de febrero, día de los enamorados. Todos están hablando del amor, de flores y de chocolates, pero ¿cuál es el tiempo del amor? ¿Sabías que en castellano se puede decir te amé y te he amado? Y según el país en donde estés puede significar la misma cosa o algo sutilmente distinto. Pon ojo aquí porque los tiempos del amor no son los mismo en todos lados.

Pretérito perfecto simple v/s pretérito perfecto compuesto: Cuándo y qué países utilizan más un determinado tiempo verbal

¿Qué tiempo verbal se utiliza para expresar acciones recientes? Pues depende: mientras para ese caso el pretérito perfecto compuesto (te he querido, lo he visto, o he salido) es más habitual en gran parte de España, en América y algunas zonas de España como Canarias lo que se usaría en este caso sería el pretérito compuesto simple, es decir: te quise, lo vi y salí. En estas zonas, lo que sucede es que se puede utilizar tanto el pretérito perfecto simple como el pretérito perfecto compuesto para expresar la misma idea. Es decir, algo que sucedió en un pasado reciente.

Veamos un ejemplo para que te quede más claro.

  1. No he desayunado
  2. No desayuné

Dependiendo si estás en América Latina o en España estás dos oraciones se podrían interpretar de distintas maneras:

En el español de España la oración (a) sólo puede referirse a hoy (un pasado reciente), mientras que la segunda (b) se refiere a ayer. En América Latina ambas oraciones se pueden utilizar indistintamente para referirse a la acción de hoy. Incluso la primera podría significar que aún no ha comido, pero aún lo puede hacer y la segunda podría hacer mención de que por la hora ya no desayunó porque es muy tarde. ¡Me encantan esas sutilezas del lenguaje!

Si hablas inglés te darás cuenta de que el uso que hacen de estos dos tiempos verbales en el español de España es igual a la distinción que se hace entre el past simple y el present perfect del inglés.

Volviendo al ejemplo original de este día del amor, el “te quise” en España significa que “hasta ayer te quería, pero ya no más” y el “te he querido” significa que hasta algún momento de hoy también te quise, pero por algún motivo ya no más. 🥺

Lo siento, el amor y la gramática a veces son así.

Espero que hayas podido aprender algo más hoy, o que al menos estés disfrutando de una hermosa cita en este día del amor. ¡Mucho amor y español para ti! 😍😎

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Historia del idioma español

El origen de la letra ñ, ¿hay otras lenguas que la utilizan?

La letra ñ es un referente indiscutido del español. Es habitual ver esta letra y relacionarla de inmediato con este idioma, de hecho, el nombre del idioma ya la incluye, aunque su sonido no es exclusivo de esta lengua. Conoce con nosotros un poco de historia de la lengua española a través de esta particular letra.

Aunque el español proviene del latín, la eñe representa un sonido que no existía en esa lengua. Con la evolución del latín surgieron nuevos sonidos y así nacieron las lenguas romances, como el italiano, portugués, francés y castellano. Todas estas lenguas comparten similitudes fonéticas y gramaticales y junto a la aparición de estas nuevas lenguas surgió también un nuevo sonido definido como nasal (el aire sale por la nariz) palatal (al pronunciarlo la lengua se apoya contra el paladar duro) sonoro (las cuerdas vocales vibran), que en español identificamos como eñe.

Origen del sonido eñe

Durante la edad media existía el latín vulgar, que se distanciaba del latín culto por sus simplificacionessintácticas y diferencias en la pronunciación. Uno de los fenómenos presentes en el latín vulgar fue el de la palatización de la letra “n” que dio lugar al sonido “ñ” principalmente en tres contextos:

  1. En las sílabas “ni” y “ne”+ vocal: cuando los sonidos “ni” o “ne” eran seguidos por otra vocal, el sonido “n” se influenciaba por el sonido palatal de las vocales y terminaba por adoptar un sonido nasal: la eñe. Como en el caso del latín vinea que derivó a “viña (en castellano), “vigne” (en francés), “vigna” (en italiano), “vinha” (en portugués) y “vinya” (en catalán).
  2. GN: el sonido eñe también nace como evolución de la unión de los sonidos /g/ y /n/, como en el latín agnellus (corderito) del cual deriva el francés “agneau”, el italiano “agnello”, el castellano “añojo” y el catalán “anyell”.
  3. NM o NN: el esfuerzo articulatorio que significaba pronunciar una doble “n” o una /n/ más una /m/ derivó en la simplificación del sonido hacia la /ñ/. Así ocurre en “año” (castellano), que procede del latín annus, o “sueño” (castellano), “sogno” (italiano) y “sonho” (portugués) que provienen del latín somnu.

Escritura de la eñe

Una vez generado el sonido nació el problema de escribirlo. En un principio los escribamos utilizaban simplemente la grafía “nn”, por ejemplo, para el caso de año escribían “anno” o en lugar de añojo escribían “agnojo”, pero con el fin de ahorrar tiempo, pergamino y tinta comenzaron a utilizar abreviaturas (algo muy frecuente en ese tiempo) y así, para la abreviación de la “nn” se optó por escribir una sola “n” con una vírgula encima (vírgula es la ola tan característica de la eñe).

La “ñ” nació entonces motivada por la economía de recursos. Una solución práctica que ahorró mucho tiempo a los monjes escribanos de la época, pues ellos eran prácticamente los únicos que sabían escribir durante la edad media.

La grafía de la doble “n” era ya un problema resuelto, pero ¿qué pasaba con “gn” y “ni”+vocal y “ne”+vocal? Pues que seguían escribiéndose de ese modo y eso no era nada de práctico. Entonces Alfonso X el Sabio fue quien tomó cartas en el asunto y decidió que esto no podía seguir así: en pleno siglo XIII estableció las primeras normas del castellano donde se fijó la “ñ” como única grafía para representar el sonido nasal palatal sonoro que en castellano llamamos “eñe”.  Gracias Alfonso X el sabio por generalizar tan linda grafía en nuestra lengua.

La eñe en el mundo

Pero bueno, tanto la grafía de la “ñ” como su fonema (sonido) no son exclusivos del castellano o español, resulta que en la península ibérica el gallego y el asturiano también utilizan esta grafía y en América Latina lenguas indígenas como el quechua, aymara, mapuche, guaraní, el mixteco, el zapoteco y el otomí también cuentan con la eñe. Eso sí, en el caso de las lenguas amerindias sucede que muchas no tenían escritura cuando los españoles llegaron al continente, por lo que las lenguas que sí tenían el sonido nasal palatal sonoro como el castellano fueron transcritas utilizando esa grafía.

Además de estas lenguas amerindias y de las lenguas provenientes del latín, el sonido “eñe” también está presente en lenguas tan diversas como lenguas de origen eslavo como el checo (con su “Ň”) o el polaco (con su “ń”), e incluso lenguas senegalesas. Por otra parte, la eñe está presente en países como Estados Unidos en términos de origen español como “la piña colada” y el fenómeno climático “El Niño”.

A pesar de todo esto, la “ñ” sigue encontrando obstáculos en la era digital. ¿Por qué hay un rechazo tan grande a esta icónica y hermosa letra? El gran problema es que, en el mundo, el inglés sigue siendo la lengua dominante y no tiene ni esa grafía ni ese fonema y muchas veces todo lo que no tenga el inglés no existe, aunque abunde en el mundo. Porque no es lo mismo decir pena que peña, cana que caña, ni año que ano ¡ya ves!

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Mejorar el lenguaje

Trabalenguas en español: pon en práctica tu pronunciación

Los trabalenguas son textos cortos, divertidos y que se pueden repetir una y otra vez para así mejorar la pronunciación de palabras o uniones de palabras que cuestan más. La gracia de los trabalenguas es que son frases formadas por palabras de sonidos similares, que al estar juntas resultan difícil de pronunciar con fluidez, tanto para hablantes nativos, como para quienes no lo son. Por esto, representan un reto articulatorio para todos. El desafío está en pronunciarlos rápidamente sin cometer ningún error.

Los trabalenguas suelen ser juegos de palabras que combinan fonemas (unidad mínima sonora) similares con la frecuencia suficiente para que creen rimas. Constituyen un tipo de literatura popular de naturaleza oral presente en muchos idiomas.

Origen de los trabalenguas

El origen de los trabalenguas no está del todo claro, pero hay estudios que los sitúan en la Antigua Grecia, donde fueron los sabios quienes comenzaron a utilizar los enigmas, paradojas y juegos de palabras con fines educativos. La cultura griega admiraba el nivel de conocimientos y la destreza en la lectura, por ello, quienes lograban pronunciar bien los trabalenguas eran quienes debían dedicarse a la oratoria o al trabajo intelectual, versus aquellos que debían dedicarse a trabajos físicos.

Ya que quienes pronunciaban correctamente eran admirados por su conocimiento y buena lectura, los trabalenguas eran una buena forma de aprender y desarrollar la mente.

Beneficio de los trabalenguas

  1. Favorecen la fluidez lectora: Cuánto más rápido aprendas a recitarlos, mayor será la fluidez que logres tanto a la hora de hablar como a la hora de leer. Además, no solo favorece la fluidez lectora, sino que también mejora la velocidad y las pausas de la lectura.
  • Mejora la vocalización: decir un trabalenguas obliga a esforzarse en vocalizar adecuadamente cada fonema y letra (sobre todo aquellas con la que suele haber problemas, como la ‘r’) de una manera divertida. Se asemeja a una especie de terapia del lenguaje, pero en un ambiente distendido.
  • Aumentan el vocabulario: practicar palabras que desconocen y que se asemejan a otras que ya conocen, facilita su recuerdo y su uso posterior.

Ahora que ya sabes un poco más sobre los trabalenguas, ¡veamos qué tan bueno eres!:

  • “Tres tristes tigres trigo comían en un trigal”
  • “Cuando cuentes cuentos

cuenta cuantos cuentos cuentas,

porque si no cuentas

cuántos cuentos cuentas

nunca sabrás cuántos cuentos sabes contar”.

  • “El rey de Constantinopla

se quiere descontantinopolizar

     aquel lo descontantinopolice

    buen descontantinopolizador será”.

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Cultura de la lengua española

Palabrotas e idiosincrasia en países hispanohablantes

Palabrota, blasfemia, grosería o insulto. Llámale como quieras. Las gritas, las sueltas, las lanzas al aire en momentos de furia, Te liberan la tensión después de un golpe. Se nos escapan sin intención de vez en cuando, y la mayor parte del tiempo se siente muy liberador decirlas.

La RAE define palabrota como un “dicho ofensivo, indecente o grosero” e insultar como “ofender a alguien provocándolo e irritándolo con palabras o acciones”.  El insulto, entonces, es un acto del habla cuya función es intentar agredir, atacar o humillar a una persona en un momento determinado. Por esta razón los insultos se ubican fuera de la norma social.

Pero los insultos no son solamente actos de habla que atacan la imagen positiva, y en algunos casos, negativa de los interlocutores, sino que también son capaces de reflejar qué actitudes, creencias y cualidades son evaluadas como negativas o positivas por los miembros de una comunidad de habla específica. En este sentido, se podría decir que los enunciados considerados insultantes forman parte del patrimonio lingüístico y cultural de una comunidad de habla en particular y que ellos pueden reflejar ciertos (anti)valores sociales. De esta forma el insulto, que nace de las palabras (terreno lingüístico) se extrapola también al terreno de lo social y cultural.

Aunque las palabrotas se encuentran fuera de la norma social no siempre son “actos de habla puramente descorteces”, ya que también se observa un uso de identificación de un grupo particular. En estos casos no tienen una carga semántica ofensiva, sino que cumplen otras funciones, como crear solidaridad, estrechar lazos de camaradería y amistad, enfatizar e intensificar enunciados, expresar sorpresa, llamar la atención del interlocutor e identificar a los participantes de las interacciones como miembros de un grupo. Como en el caso de “¡Buena güeón, tanto tiempo! (Chile) o “¡Pedazo de cabrón, cuánto tiempo! (España).

El tabú lingüístico

No todas las culturas consideran ofensivas las mismas palabras, pero sí todas tienen en común que consideran ofensivas las palabras tabúes. Lo prohibido siempre despierta el interés social.

Hay tres grandes tabúes que se repiten como temática dentro de las groserías. En primer lugar, está la esfera escatológica. Son muy comunes las groserías que hacen referencia a excremento, mugre, secreciones corporales o las partes del cuerpo que las producen. Luego, la esfera sexual. Una buena parte de las malas palabras se refieren al acto sexual, sobre todo si en una determinada cultura es un tema más bien vergonzoso. Algo curioso del español, tanto hispanoamericano, como europeo, es que existen bastantes insultos relacionados con quienes ejercen la prostitución (hijoputa/hijaputa, hijo de puta, hija de puta), pero no hay ninguno que haga alusión a quién paga por tener sexo.

La religión y todo lo que tenga relación con lo sacro son temáticas que no se espera que se planteen fuera de un contexto de solemnidad, por lo que crear groserías a partir de este tipo de palabras es realmente transgresor y corresponde al tercer gran tabú: el de la esfera religiosa. De hecho, el cristianismo dice explícitamente “no tomarás el nombre de Dios en vano”, entonces traer a colación objetos sagrados en todo de burla es muy provocador.

Otro tipo de insulto es el que hace alusión a la poca capacidad intelectual de alguien. Por otra parte, en las culturas latinas es bastante común insultar a alguien haciendo referencia a su madre (su progenitora). Aquí puedes ver un video acerca de los tabúes lingüísticos en las palabrotas.

Los tipos de palabrotas según países

[Advertencia: Si estás en un espacio público donde hablen español no te recomiendo leer este artículo en voz alta, o más de alguien te mirará feo.]

En España llama la atención cómo la esfera religiosa ocupa un lugar importante a la hora de insultar. Por ejemplo, tienen expresiones como “hostia”, “me cago en la mar” o “me cago en la hostia” u otros más fuertes como “me cago en Dios”. Mientras que, al otro lado del Atlántico, en Chile y Argentina se tiende a insultar principalmente con palabrotas que aluden a la esfera de lo sexual como “concha”, “pico”, “chucha”, “raja” o “concha de su madre”.

Estas diferencias de temáticas son bien interesantes porque nos hablan de lo que es incómodo para una sociedad como la española, la argentina o la chilena, y cómo a través de los insultos pueden liberar -en parte- lo que reprimen como sociedad.

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Cultura de la lengua española

Dialectos del español alrededor del mundo

El español, también conocido como castellano, es hablado o estudiado por más de 500 millones de personas en todo el mundo, de éstas, más de 450 millones lo dominan plenamente -aproximadamente 50 millones lo dominan con ciertas limitaciones y cerca de 20 millones están en proceso de aprendizaje del idioma. Esto significa que el 67% de la población mundial habla español. ¡¡Sí, lo dije bien: el 67% de la población del mundo habla español!!

Es la segunda lengua más hablada después del mandarín, está por delante del inglés y es la lengua oficial de 21 países. En Europa se habla en España; en América, es la lengua oficial de Argentina, Bolivia, Colombia, Costa Rica, Cuba, Chile, Ecuador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Puerto Rico, República Dominicana, El Salvador, Uruguay y Venezuela, y en África es la lengua oficial en Guinea Ecuatorial. Además, hay un porcentaje importante de hablantes nativos en partes de Estados Unidos, Brasil, Canadá, Argelia, Filipinas, Australia e Israel.

Frente a esta enorme extensión demográfica y geográfica, hay también una enorme diversidad lingüística tanto fonética (es decir en los acentos y pronunciación de las palabras), léxica (formas de escritura) y morfosintáctica (formas de estructurar una frase).

Mide tus palabras al hablar con tu abuelo

Los hablantes del español saben muy bien que existen estas particularidades, ya que no todos utilizan la misma variedad del idioma. Y así como existen variedades lingüísticas de un mismo idioma dependiendo del grupo cultural o social al que se pertenece, así también un mismo idioma varía dependiendo de las generaciones. Por ejemplo, un abuelo no usa las mismas expresiones o palabras que sus nietos y probablemente estas sutilezas idiomáticas intergeneracionales salgan a la luz cuando estos interactúan.

Tener conciencia de estas diferencias puede ser complicado, pero a la vez interesante y muy entretenido cuando se está aprendiendo un idioma nuevo. Veamos algunos ejemplos.

¿Conoces el dicho “donde fueres has lo que vieres”?

Pues tiene todo el sentido al hablar del lenguaje, y más aún de una misma lengua, ya que la geografía es un factor esencial en la formación y evolución de las lenguas: ¿tú vas hoy? o ¿vos vas hoy?; ¿vosotros vais hoy? o ¿ustedes van hoy?, ¿cómo deberías preguntar? No te asustes, ni colapses, todas esas opciones están bien. La diferencia está en que el “¿vas hoy?” se utiliza en España y gran parte de América, mientras que “¿vos vas hoy?” es la expresión habitual en Argentina y Uruguay. Si estás en España escucharás esta misma pregunta en plural como “¿vosotros vais hoy?” en un contexto informal, mientras que en un contexto formal será “¿ustedes van hoy?”, en el caso de los países de América se utiliza “¿ustedes van hoy?”, ya sea en un contexto formal e informal. Los españoles sólo dirán “ustedes” cuando quieren dirigirse a alguien con respeto. Por otra parte, el formal singular para España y para los países de América es “usted”.

Si quieres conocer más de éstas diferencias morfosintácticas puedes revisar el artículo del Centro Virtual Cervantes acerca de la diversidad lingüística del español contemporáneo.

¿Papas o tomates?

Pero dejemos atrás los asuntos más formales del uso lenguaje y demos paso a lo más divertido de las variantes del español. Donde hay mayor cantidad de variaciones léxicas es en el vocabulario relacionado con los alimentos, así mientras en España se habla de patatas, en Hispanoamérica son papas y mientras México, Venezuela y España llaman a la rica fruta de verano fresa, en Argentina, Chile y Uruguay se le dice frutilla.

Como he vivido en España y soy chilena te puedo contar algunas anécdotas más. Por ejemplo, que acentuamos de manera distinta palabras de origen anglosajón: en España dicen vídeo mientras que en Chile decimos video y mientras los chilenos decimos ícono los españoles dicen icono.

¿El agujero que se le hace a tu calcetín le llaman de una manera especial en tu país? pues en España se le dice tomate, eso me hizo mucha gracia cuando lo aprendí, porque en Chile también usamos el nombre de una verdura, pero es papa, ¡jaja!

Te doy dos últimos datos que tienen que ver con traducción profesional y por supuesto con el país para el cual se traduce; ¿conoces la película infantil Chicken run? (tiene unos buenos años ya) en Chile se tradujo como “Pollitos en fuga”, mientras que en España su nombre comercial fue “Evasión en la granja”, y cuando se estrenó “Eternal sunshine of the spotless mind” llegó a Chile como “Eterno resplandor de una mente sin recuerdos”, mientras que en España su traducción fue “¡Olvídate de mí!”, borrando todos rastro poético del título original ☹.

Finalmente te dejo un video o vídeo 😉 que resume de forma muy entretenida lo que hemos estado hablando en este artículo ¡no te desesperes y ríete de lo difícil y diverso que es a veces el español! ¡Que lo disfrutes!

Y recuerda que no importa la variante de español que hables o que estés aprendiendo, no hay un español mejor que otro, pues son sólo diferencias dentro de una misma lengua y todas están bien. Si viajas o compartes con hablantes de español de una variante distinta a la tuya te divertirás y enriquecerás mucho viendo las diferencias que hay. Además, el nuevo iScribo considera gran parte de éstas dentro de su nueva versión de corrección gramatical. ¡Así que a practicar, aprender y disfrutar!

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